La conexión innata que tenemos con nuestro cuerpo y energía permanece viva en nosotras más allá de las experiencias que hayamos tenido: las limitaciones y represiones de la sociedad actual, estereotipos y modelos exigentes, la medicalización de nuestros cuerpos, la menstruación como enfermedad, el parto con dolor, la sexualidad al servicio del otro, situaciones de maltrato, de abuso, de desvalorización, de desigualdad laboral, relaciones tóxicas, etc.

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Lo que hoy te sucede, te incomoda o te enoja, duele, limita, inquieta, y la búsqueda por cambiarlo, es el pulso de esa sabiduría innata que te invita al proceso de autoconocimiento y reconexión con la mujer que sos.

 

Somos muchas las mujeres sanando y reconectando, recuperando el amor a nosotras mismas y la libertad. Hay también hombres participando en estos procesos. Las transformaciones personales transforman lo que nos rodea y podemos ir recuperando el equilibrio como humanidad, que como dice la tradición oriental tiene exceso de Yang, o sea de energía masculina.

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